Isabel* es una niña de 8 años que vive en el sector de Chacayal Sur, cercano a la ciudad de Los Ángeles, en la Región de Biobío. Todos los años espera ansiosa la tarde del 31 de octubre para salir a buscar dulces a las casas aledañas, con motivo de la fiesta de Halloween. Su madre le da permiso para ir sola, pues los vecinos son personas conocidas y de confianza. Este año no fue la excepción, pero el desenlace de la celebración fue abrupto y estremecedor. Uno de los vecinos se la llevó a un sitio eriazo y abusó sexualmente de ella.

María* es una adulta mayor oriunda de Vicuña, en la Región de Coquimbo. Debido a su avanzada edad (91 años) tiene problemas de movilidad y debe desplazarse en silla de ruedas. Su familia celebra cada año Fiestas Patrias con una gran reunión familiar, a la que invitan a vecinos y amigos de toda una vida. Este año, en medio de la celebración, uno de esos conocidos se ofreció a pasear a María por los alrededores para aliviarle el trabajo a los dueños de casa. Se dirigió con ella hacia un vertedero cercano, la lanzó a la zanja y se abalanzó sobre ella con la intención de abusarla, siendo sorprendido por terceros que lograron frenar el delito.

Lamentablemente, las agresiones que sufrieron Isabel y María no son hechos excepcionales en Chile, y demuestran que el abuso es un flagelo transversal, que puede afectar a cualquier tipo de persona. Comprueban, además, que, en la gran mayoría de los casos de abusos sexual, los victimarios son personas cercanas a las familias, e incluso son familia: padres, tíos, hermanos, primos, padrastros, etc. Las relaciones de confianza que se construyen, les permiten actuar con total impunidad.

Según explica la directora ejecutiva de Praesidium Chile, Ximena Schencke, “en Chile, el 88,5% de las víctimas conoce a su abusador, más aún, el 50% son parientes en distintos grados”, y agrega que los ejemplos de Isabel y María son típicos casos de abuso cometidos por un vecino o amigo cercano, a quien la víctima y su familia consideraban una figura totalmente confiable.

La experta entrega cifras preocupantes con relación a la incidencia de este delito en nuestro país: “En Chile una de cada siete niñas será abusada sexualmente antes de los 18 años, y lo mismo ocurrirá con uno de cada once niños, por lo que saber reconocer hoy a un abusador es un tema clave para quienes tienen a su cuidado a menores de edad o a adultos vulnerables, y por supuesto para los padres y madres”, afirma.

De acuerdo con la experiencia recogida en casos intervenidos por la consultora Praesidium, no existen características físicas que sean comunes al abusador, pero sí se pueden reconocer comportamientos que, cuando se dan en conjunto, podrían permitir identificar tendencias al abuso.

El abusador es una persona inteligente, con una personalidad muy agradable, simpática, no es ni tímida ni retraída. Generalmente es conocida en el entorno donde se mueve como una persona comprometida con la entidad y sus miembros. Es, por ejemplo, el profesor que todos quieren o el entrenador más simpático, que tiene carisma, que incluso puede sacar lo mejor de sus deportistas. Su víctima (y su familia)  lo conocen y confían en él, es una persona que está cerca de manera habitual, un vecino, un tío, un abuelo, incluso un padre”, sostiene.

Respecto del género del abusador, la experta de Praesidium Chile señala que más del 75% de quienes ejercen el abuso sexual son hombres, y que entre las mujeres existe una mayor proporción a un tipo de abuso sexual más orientado a relaciones “consentidas”, con adolescentes que aún son menores de edad.

En relación a si el agresor sexual infantil es distinto al de adultos, la especialista señala que cada abusador es diferente, porque tienen una preferencia específica por un tipo de víctima, ya sea por edad, por género, por características físicas, etc. “En el caso de abuso de adultos, generalmente existe cuando hay una dependencia más bien en términos emocionales o de cuidado o asimetrías de poder; abusa la cuidadora a una anciana que depende todo el día de ella, el consejero espiritual o el superior jerárquico en el trabajo”, sostiene.

Por su parte, la brigada de la PDI encargada de investigar delitos sexuales en Chile ha reconocido las 6 características más importantes que tiene el perfil sicológico de un abusador sexual, y a las que padres, madres y cuidadores debe estar muy atentos:

  • Poseen sentimientos de inferioridad y frustración
  • Carecen de empatía
  • Conocen las consecuencias de sus actos y lo ocultan
  • Buscan una relación de poder, más que gratificación sexual
  • Se sienten con el derecho de someter
  • Presentan distorsión cognitiva que los hace culpar a las víctimas

Ximena Schencke advierte, finalmente, sobre la importancia de creerle a los niños o niñas cuando confiesan que han sido abusados, pues si el acusado es algún miembro de la familia se suele no dar crédito al relato del menor: “Es poco probable que un niño o niña, que por su edad no ha tenido cercanía el ámbito sexual, invente una situación de abuso de este tipo. Son contenidos que, por sus características, no suelen estar al alcance de los menores, por lo que estos no deberían tener la capacidad de generar discursos sexualizados”, concluye.

 

*Los nombres son ficticios para proteger la identidad de las víctimas.