En Chile, 9 de cada 10 mujeres son víctimas de acoso sexual en el transporte público, a pesar de ser un delito. Las encuestas han revelado también que las mujeres tienen casi el doble de probabilidades que los hombres de mencionar la seguridad personal como una barrera que les impide caminar con tranquilidad por las calles y usar el transporte público. La investigación también muestra que casi la mitad de quienes son víctimas de acoso sexual no se lo dicen a nadie.
Esta conducta que se ha ido normalizando por décadas, está siendo abordada a nivel estatal en muchos países del mundo, incluido Chile. Porque, al contrario de lo que se pudiera pensar, el acoso que viven a diario miles de víctimas que necesitan del transporte público para movilizarse, puede prevenirse. Pero para ello es necesario no solo la intervención a nivel público, sino también el compromiso de toda la comunidad para erradicar la violencia que constituye un acoso sexual.
Por cierto que la responsabilidad recae en primer lugar en las autoridades, a través del desarrollo de campañas que estén específicamente orientadas a la prevención del acoso sexual, pero una sola campaña no es suficiente si no entrega herramientas concretas para la prevención. Debe incluirse revisión e implementación de las políticas y protocolos que existan al respecto, incorporar canales de denuncia de rápido acceso, capacitar a los funcionarios para entregar una respuesta activa, educar a los usuarios para reconocer un acoso, cuáles son sus alternativas de denuncia y las sanciones que podrían conllevar estas acciones para el victimario.
¿Qué es el acoso sexual?
El acoso sexual es una forma de violencia que se comete principalmente contra mujeres, adolescentes, e incluso niñas y niños. La campaña de prevención de esta conducta en el transporte público que se está desarrollando en Chile tiene como objetivo desafiar la normalización de este comportamiento, dejando en claro que nunca es aceptable y que siempre se tomarán acciones para castigarlo.
La campaña resalta los siguientes comportamientos como ejemplos comunes de acoso sexual, que no son tolerados en el transporte público:
- Hacer comentarios no deseados de naturaleza sexual sobre alguien (acoso verbal)
- Exposición de partes íntimas.
- Ciberacoso, enviar o mostrar contenido sexual sin consentimiento.
- Rozar o tocar a otro de manera intencionada e inapropiada.
- Mirar fijamente de manera sexual.
- Tomar fotos bajo la ropa.
Para que este tipo de campañas puedan tener éxito es indispensable que cuenten con un relevante componente de educación de los pasajeros de la red, como también a los colaboradores de las diversas áreas, a través de afiches dentro de los carros y buses, posters en las estaciones, campaña en redes sociales y otros que busquen una sanción social a quien comete estos actos. La idea es involucrar a las personas para que aprendan a reconocer signos de acoso sexual, y incentivar al usuario para que brinde apoyo a la persona que está siendo acosada y a denunciar el incidente, para lo cual no es necesario demostrar que fue un delito penal o intencional, será tarea de la policía investigarlo.
Tener numerosos canales para atreverse a denunciar
Un programa de prevención eficiente del acoso sexual en el transporte público también requiere desarrollar canales de denuncia diversos, de fácil acceso, y que empodere a los usuarios a través de la educación para que se atrevan a tomar acciones frente a un incidente de este tipo, enseñando protocolos de respuesta, ya sea como víctima o como testigo. Cuando un denunciante recibe una respuesta que demuestra que su denuncia fue atendida y que habrá sanciones, la denuncia se robustece y se hace más frecuente.
El recolectar y sistematizar esta información posibilita que las autoridades puedan evaluar para descubrir patrones de conducta que les permitan tomar medidas, como reforzar con guardias la vigilancia en los tramos identificados como más peligrosos, instalar cámaras de TV, etc. Sólo si las denuncias reciben una respuesta, los usuarios considerarán efectivo notificar, y de esta forma aumentará la confianza en la seguridad del transporte público.
Para evaluar la eficiencia de una campaña así, es imprescindible hacer un plan de monitoreo exhaustivo, que refuerce todas las brechas de riesgo que se detecten con el análisis de la información obtenida a través de los canales de denuncia, los que deben ser por todos conocidos.
Todo lo anterior, una buena campaña, con políticas claras de prevención; con sanciones conocidas si son vulneradas; con numerosos canales de denuncia confiables, de fácil acceso y bien difundidos; con planes de monitoreo efectivos, con capacitación a los funcionarios y educación a los usuarios, hará que no sólo los usuarios se sientan más seguros, sino que logrará que los agresores sexuales que creen que pueden agredir impunemente, sepan que es mejor evitar esos comportamientos porque será descubiertos y sancionados.