Los estudiantes de todas las edades suelen pasar la mayor parte de su tiempo durante la semana en sus colegios y en actividades después del horario normal como clases de arte o música, programas deportivos y otros. Garantizar entornos escolares seguros debe ser la primera prioridad durante la jornada escolar y en todos los demás programas ofrecidos a los estudiantes y sus familias. A menudo, vemos que las organizaciones enfrentan desafíos para mantener una cultura de seguridad en actividades extracurriculares que se llevan a cabo después de la escuela, en diferentes lugares, de munes a viernes e incluso los fines de semana.

Al desarrollar e implementar políticas y procedimientos de prevención de abuso en los establecimientos educacionales, es imperativo asegurarse de que puedan aplicarse de manera consistente antes, durante y después de las actividades extracurriculares.

Consulte a continuación una lista de las mejores prácticas que los establecimientos educacionales deberían considerar con respecto a sus políticas, el seguimiento y la supervisión de actividades de alto riesgo para los estudiantes. 

MANTENER LA COHERENCIA DE LAS POLÍTICAS

Los equipos directivos deben garantizar que las políticas se sigan y apliquen consistentemente en todos los niveles y en todos los programas de su escuela; en rigor, todas las políticas que se sigan durante la jornada escolar normal debería ser las mismas que se implementen para la actividades extraprogramáticas. Si bien pueden ser necesarios algunos ajustes, las escuelas deben garantizar que los profesores y colaboradores apliquen las mismas reglas durante toda la jornada escolar mientras actúan como entrenadores o responsables para otros programas o actividades. Por ejemplo, supongamos que su escuela tiene un profesor de educación física que también se desempeña como entrenador de fútbol y la política de su escuela prohíbe la comunicación electrónica entre el personal y los estudiantes. En este caso, este entrenador tampoco podrá usar su teléfono para comunicarse con sus estudiantes-deportistas con respecto al equipo de fútbol. Capacitar y actualizar periódicamente a los profesores y tods los demás trabajadores/as que desempeñan otras funciones sobre políticas y procedimientos de límites es crucial para garantizar que las políticas se apliquen en todos los ámbitos.

MONITOREO Y SUPERVISIÓN

Algunas actividades extracurriculares son inherentemente de alto riesgo; por ejemplo, los programas que incluyan actividades nocturnas, grupos de edades mixtas, uso de baños, vestuarios y transporte. Debido a que algunos lugares o actividades de alto riesgo no se pueden evitar ni prohibir, su cuerpo docente y su personal deben saber cómo monitorear y supervisar estos entornos para que sean lo más seguros posible para sus estudiantes.

A continuación se muestran algunos ejemplos de estrategias de prevención que los colaboradores del establecimiento pueden implementar para monitorear la seguridad de los programas y de los estudiantes involucrados:

  • Estructurar las actividades siempre: asegurarse de que todas las actividades extraprogramáticas estén programados evitando demasiado tiempo de inactividad para los estudiantes. Las investigaciones muestran que ciertas actividades como las transiciones y el tiempo libre pueden crear una mayor probabilidad de abuso. Asegúrese de que todos los integrantes de la comunidad que forman parte de las actividades extraprogramáticos conozca y comprenda sus responsabilidades de supervisión durante el tiempo asignado y el tiempo esté estructurado de manera adecuada.
  • Mantener las proporciones aprobadas: garantizar que todos los programas tengan proporciones específicas entre personal y estudiantes, esta proporción debe comunicarse bien al personal y mantenerse de forma constante.
  • Crear procedimientos de baño/camarines para todas las actividades: La privacidad en baños y camarines aumenta específicamente el riesgo de que se produzca abuso entre estudiantes. Por esta razón, ambos deben ser monitoreados de cerca y estas prácticas deben gestionarse cuidadosamente.
  • Estar atento y ser proactivo con los grupos de edades mixtas durante las actividades: Mantener a los estudiantes en grupos de edades similares ayuda a mantenerlos seguros y minimiza el riesgo de que los estudiantes mayores o con diferentes niveles de desarrollo, participen en conductas sexuales problemáticas. Si es imposible separar los grupos de edades, aumente la supervisión cuando interactúen grupos de diferentes edades (mayor a dos años de diferencia).
  • Mantener una política de “tolerancia cero”: tener políticas escritas que prohíban el abuso deja en claro que su organización está comprometida con la protección de los estudiantes y establece pautas claras que el personal debe seguir.

PARTICIPACIÓN DEL USUARIO

Por último, una parte esencial de la prevención del abuso en los establecimientos educacionales es involucrar tanto a los escolares como a sus padres/madres/tutores en los protocolos de seguridad. Estos deben saber y comprender lo que está permitido y no permitido al interactuar con sus profesores, entrenadores, equipos directivos, etc., tanto en las actividades normales como en las extraprogramáticas.

Se sugiere que los establecimientos entreguen a los padres, madres y tutores una copia del código de conducta de trabajadores y voluntarios y promuevan a que estos conversen con sus hijos/as acerca de sus experiencias del día a día. Las políticas y protocolos de prevención del abuso en los establecimientos educacionales deben crear un entorno transparente en el que los padres/madres/tutores y estudiantes sepan cómo protegerse y proteger a sus hijos/as del abuso y cómo denunciar sus inquietudes.

Praesidium ofrece una variedad de recursos que pueden ayudar a los establecimientos escolares a crear y hacer cumplir políticas en todas sus actividades, brindar orientación sobre el seguimiento y supervisión de situaciones de alto riesgo y proporcionar capacitación en línea y en persona para colaboradores, equipos directivos y padres/madres/tutores.