Cada día, más de mil millones de imágenes se capturan, se suben a Internet y se distribuyen electrónicamente. La era digital permite, además, no solo su rápida distribución, sino que también crear un registro irreversible y permanente de estas capturas en la web.

Si bien por su contenido muchas de estas imágenes pueden constituir infracciones graves de seguridad y privacidad, su uso y “viralización” también están relacionados con otras materias graves, como son el abuso y el consentimiento.

En el caso de imágenes sexualmente explícitas, muchas veces son publicadas y compartidas en línea junto a información privada, como el nombre completo de la persona, su dirección, número de teléfono y lugar de empleo, colegio o universidad, provocando el peligro adicional de mayor abuso y acoso.

Desde hace un tiempo hasta ahora, estas prácticas han aumentado considerablemente en menores de 18 años. Esto es lo llamado «ciberbullying»; acción que en Chile no es constitutivo de delito, entre otras razones porque son hechos muy difíciles de probar debido a que muchas veces se usan teléfonos de prepago, por lo que es imposible ubicar al autor. No obstante no estar normado, el “ciberbullying” sí ha sido considerado por el Ministerio de Educación y la PDI en campañas de alerta y prevención.

El efecto de este abuso puede ser devastador ya que muchas de las personas afectadas son revictimizadas en su colegio, lugar de trabajo o comunidad, provocando intentos de suicidio que en algunos casos han llegado a concretarse. Existe además una tendencia de culpar a las víctimas, cuestionando sus conductas y sugiriendo que son ellas las responsables por compartir esas imágenes.

Aunque educar a las personas sobre las posibles consecuencias de compartir imágenes explícitas es importante, la mayoría de estas capturas son compartidas en la red sin su consentimiento y con la intención de dañar, avergonzar o abusar a la víctima.

Mientras en Chile no contemos con una legislación que regule este acoso y abuso por Internet, es necesario que como sociedad contemos con recursos y herramientas para poder defendernos de este flagelo y sobre todo, proteger a los menores de edad.
Si su organización o alguno de sus miembros se ha visto involucrado en situaciones como estas, Praesidium Chile tiene soluciones que pueden ayudar a manejarlas, como también a prevenir futuros problemas relacionados al mal uso de imágenes que alguna vez fueron subidas a la red y que el afectado quisiera eliminar definitivamente.