Actualmente, ninguna organización debería considerarse inmune a la probabilidad de un abuso sexual en sus dependencias y/o actividades. El alcance del problema es enorme: en Chile, se estima que más del 25% de las niñas serán víctimas de conducta sexual inapropiada antes de los dieciocho años. Y aunque alrededor del 85% de los incidentes nunca se denuncian, el ritmo vertiginoso de las acusaciones prácticamente garantiza que más establecimientos educacionales enfrentarán un escrutinio por sus acciones (o inacciones) pasadas, presentes y futuras. El efecto puede ser devastador no solo desde el punto de vista de la confianza en la organización, su financiamiento y clima interno, sino en particular por los efectos catastróficos que estos hechos causan en las víctimas.

Praesidium ha revisado más de 5.000 casos relacionados con acusaciones de abuso y a través de un análisis profundo de las causas raíz de estos, hemos aprendido que el riesgo se puede prevenir si una organización adopta un enfoque integral y sostenible.

La función del área de Personas de un establecimiento educacional desempeña un papel fundamental a la hora de prevenir que se produzcan abusos (como también acusaciones falsas de abuso), pero también cada uno de los integrantes de la organización deben participar en este rol. Los estándares de mejores prácticas deben ser claros y hacerse cumplir. Todos deben tomar en serio las señales de advertencia y todos deben informar sus preocupaciones, ya sea dirigiéndose al adulto como un colega interesado en su bienestar, con un recordatorio de preocupación o asumiendo el riesgo de crear cierta incomodidad en la comunidad escolar.

Esto es algo de lo que hemos aprendido a través de nuestro trabajo:

  • Las verificaciones de antecedentes, si bien son importantes, identifican a menos del 1% de los abusadores sexuales. Si bien, el cumplimiento de las verificaciones de antecedentes es importante, claramente no es suficiente.
  • Los mismos estudiantes son los autores de entre el 40% y el 50% de los abusos sexuales a otros estudiantes.
  • Los abusadores adultos operan con mayor eficacia cuando están presentes tres factores que facilitan su accionar: acceso, privacidad y control.
  • Entre los abusadores adultos, el 90% del tiempo su comportamiento es «positivo» e incluso “muy positivo”: a menudo son docentes excepcionales y tienen un gran talento para conectarse con los estudiantes. Esos atributos a menudo permiten que los establecimientos educacionales pasen por alto el otro 10% del comportamiento de «señales de advertencia», que pueden constituir violaciones de límites, es decir, los primeros indicios de un eventual abuso.
  • Declaraciones como “Todos quienes trabajan aquí han pasado por un examen psicológico”, «Aquí nos conocemos todos», «Nunca hemos tenido un incidente», “Somos como una familia”, fomentan una atmósfera de complacencia.

POLÍTICAS Y NORMAS INTERNAS

El abuso sexual es un delito grave, de baja frecuencia y alto efecto en las víctimas, y los establecimientos educacionales en general los abordan a nivel muy superficial, a través de una capacitación anual y similares, debido en parte a las demandas competitivas de tiempo y recursos que se dan en los establecimientos educacionales. El proceso de evaluación, selección y entrevista es la primera oportunidad que tiene un establecimiento educacional para eliminar a los posibles abusadores y atraer a los mejores postulantes; también es la primera línea de defensa de una escuela en caso de demandas legales. Recuerde documentar toda la información que recoja de los postulantes.

SEÑALES DE ADVERTENCIA EN POSTULANTES DE EMPLEO

Si bien ningún comportamiento o indicador de alerta por sí solo es motivo de preocupación, la existencia de varios de estos merece una atención más profunda durante el proceso de evaluación y selección.

  • Brechas en las fechas (de empleo, residencia)
  • Información incorrecta, omitida y/o incompleta en la solicitud de postulación
  • Historial laboral inestable.
  • Razones vagas para dejar trabajos anteriores.
  • Reticencia a utilizar a ex empleadores como referencias.
  • Relaciones a corto plazo con referencias.
  • Parece sobrecalificado para el puesto.
  • Patrones de preferencias para un rango de edad en particular.
  • Patrones o temas de problemas con la autoridad.
  • Patrones de dificultad para manejar situaciones estresantes.
  • Historial de vulnerar límites con niños, niñas y adolescentes (NNA).

Una solución que a menudo se pasa por alto es disuadir a los posibles abusadores, de manera de que ni siquiera consideren trabajar en su establecimiento educacional. Los delincuentes buscan vulnerabilidades en las organizaciones que les permitan tener acceso a NNA. Por ejemplo, será menos probable que posibles abusadores busquen ser parte de su comunidad educativa, si se es explícito en todo momento (Solicitudes de postulación, sitio web, entrevistas, etc.) acerca de los valores de su escuela y las precauciones que toman para proteger a los NNA.

Evalúe y mitigue aún más los riesgos de abuso identificando las señales de advertencia en las verificaciones de referencias y las preguntas que realice en las entrevistas personales.

Haga preguntas de entrevista basadas en el comportamiento, que exploren cómo fue la reacción real de los candidatos en el pasado, en lugar de cómo «responderían hipotéticamente”. Estas preguntas generalmente comienzan con «Háblame de alguna vez en que…» o “Qué hiciste frente a una situación compleja…? ¿Por qué sugerimos preguntas que investiguen acerca de comportamientos pasados? Porque el mejor predictor del comportamiento futuro es el comportamiento pasado.

El Área de Personas debe desempeñar un papel de liderazgo en la implementación y estandarización de políticas y procedimientos relacionados con la seguridad de los estudiantes. Cada establecimiento educacional debe definir sus propios límites y expectativas, basándose en su cultura y misión. Esforzarse por crear una «memoria institucional”, que defina claramente los límites y expectativas y proporcione capacitación continua que ayude a todos los adultos (colaboradores, padres, madres, tutores, voluntarios, etc) a identificar y responder y de la misma manera. Esto es fundamental para que quien identifique una señal de advertencia en un colega, pueda libremente recordarle la política o norma si llega a verlo por ejemplo, enviando mensajes de texto a un estudiante o reuniéndose con este a puertas cerradas. Las políticas estandarizadas también pueden evitar que ciertos comportamientos que individualmente pueden parecer inofensivos, alcancen el nivel de abuso.